Depresión y distorsiones cognitivas

La depresión es un trastorno mental que se caracteriza por la presencia de un estado de ánimo depresivo, pérdida de interés o capacidad para el placer, sentimientos de culpa, alteraciones del sueño y cambios en el apetito o el peso. Además, aparecen alteraciones de la actividad psicomotora, falta de energía, dificultad para concentrarse o tomar decisiones; en casos muy extremos, pensamientos de muerte e intentos de suicidio.

El modelo teórico más conocido de la depresión es la Teoría Cognitiva de Beck. Este psiquiatra acuñó que la causa principal de la depresión se encuentra en la existencia de esquemas disfuncionales depresógenos. Estos esquemas son un factor de vulnerabilidad cognitivo para la depresión; aunque pueden mantenerse inactivos durante mucho tiempo, y manifestarse ante un suceso estresante.

Si se activan los esquemas depresógenos, la interpretación de la realidad comienza a distorsionarse cometiendo una serie de sesgos denominados distorsiones cognitivas, que contribuyen a mantener las ideas depresivas del paciente.

Beck destacó las siguientes distorsiones cognitivas.

  1. Abstracción selectiva: Valorar una experiencia centrándose en un detalle específico, e ignorando otros elementos más relevantes de la propia situación. Por ejemplo: El director de una empresa reconoce el gran esfuerzo de su empleado en un proyecto que le ha encargado, pero, en un momento de la conversación, le sugiere emplear una táctica más eficaz para alcanzar los objetivos previstos antes. El empleado piensa que “No está contento con su trabajo”.
  1. Pensamiento dicotómico: Clasificar los acontecimientos en una o dos categorías opuestas. Por ejemplo: Un alumno pensaba “Soy buen estudiante” cuando sacaba una nota de 8 o superior; pero pensaba “No sirvo para nada, soy un desastre en los estudios, voy a dejar la carrera”, cuando esta nota era inferior a 8.
  1. Inferencia arbitraria: Consiste en sacar una conclusión sin evidencias que lo apoyen, incluso cuando la evidencia es contraria. Por ejemplo: Un paciente que iba a un curso formativo, se acercó a la recepcionista para preguntar si era en este edificio donde se impartía dicho curso, y ella amablemente le respondió. Tras hablar con ella pensó “La recepcionista piensa que soy un inútil”.  Posteriormente el propio paciente reconocía que no había indicios que confirmasen su pensamiento.
  1. Generalización excesiva: Extraer una conclusión a partir de uno o varios hechos aislados. Por ejemplo: Los hijos pequeños de un paciente depresivo rompen un jarrón jugando en casa a la pelota. El padre piensa “Soy un mal padre, no sé educar bien a mis hijos”.
  1. Magnificación o minimización: Errores cometidos al evaluar la magnitud o la significación de un acontecimiento. Por ejemplo: Una paciente deprimida la ascienden en su empresa. A partir de ahora gozará de un mayor salario, coche de empresa, y viajes al extranjero con todos los gastos pagados, trabajando de lunes a sábado. La paciente piensa: “No está mal el ascenso, pero es horrible tener que trabajar un sábado”.
  1. Personalización: Atribuirse sucesos externos sin base firme. Por ejemplo: Establecen en la oficina la orden de registrar la hora de entrada y salida de los empleados. Un paciente deprimido piensa “Es por mi culpa, el jefe no se fía de mí”.

 

Paula Perales Afán, psicóloga

Colaboradora del Centro De Psicología

Calma Al Mar, en Valencia

Comparte en: Facebookredditpinterestlinkedinmail

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *