La importancia de la neuroeducación

Seguramente pensarás que el cerebro de cada niño es diferente, que presenta unas peculiaridades que lo distinguen de sus iguales, especialmente en el proceso de aprendizaje. Pues bien, hace pocos años que se comenzó a dar relevancia al desarrollo de las funciones cerebrales, y cómo éstas pueden influir en la enseñanza con el objetivo de que el niño alcance un aprendizaje mucho más satisfactorio y, sobre todo, eficaz.

La neuroeducación es una nueva disciplina que daría respuesta a estas incógnitas que están surgiendo al combinar conocimientos de neurociencia, psicología, y educación. Pretende aplicar estrategias educativas basadas en el funcionamiento del cerebro; es decir, ofrecer una enseñanza en función de los procesos neuronales.

Ha quedado atrás las teorías que afirmaba que la estructura del cerebro era rígida e incapaz de modificarse. La base fundamental de la neuroeducación se encuentra en los estudios científicos acerca de la plasticidad neuronal; ya que permite al cerebro modificarse y adaptarse a nuevos estímulos en función de la interacción con el ambiente.

Una de las grandes aportaciones que nos ofrece la neuroeducación es la relación de las emociones en el proceso de aprendizaje. Francisco Mora, Doctor en Neurociencias, explica que: “todo lo que eres, piensas, sientes y aprendes es fruto del cerebro en interacción constante con el cuerpo y con el entorno”. La neuroeducación apela a la necesidad de un enfoque emocional. El aprendizaje significativo se convierte en un aspecto relevante en la educación; vincular conocimiento con sensaciones placenteras permite una mayor consolidación de los datos adquiridos.

Otro de los aspectos que está haciendo gran hincapié esta disciplina son los tiempos atencionales; el periodo de tiempo que un individuo centra su atención hacia un estímulo sin distraerse y sin fatigarse. Tras numerosas investigaciones se ha estimado que el tiempo máximo oscilaría entre los 40 y 45 minutos; superar este período de tiempo, se consideraría ineficiente. Esto podría resultar provechoso para aquellas personas con  alguna patología; por ejemplo, niños con TDAH.

 

El contexto familiar también juega un papel relevante; ya que se trata del entorno principal donde el niño se desarrolla. Promover una alimentación y un descanso adecuado; actividades físicas y creativas; y un entorno seguro donde el niño pudiera desenvolverse, ayudarían a la maduración cerebral y emocional.

A pesar de que la neuroeducación es una disciplina  que está empezando a surgir y se desconoce bien poco, va a resultar beneficiosa aplicar los nuevos descubrimientos, que están aún por llegar, en el ámbito educativo.

A continuación, te dejo un vídeo por si te gustaría profundizar más en la neuroeducación.

 

 

 

Paula Perales Afán, estudiante de Psicología

 Colaboradora del Centro de Psicología
Calma al Mar, en Valencia

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