Programación Neuro Linguística aplicada en la consulta de psicología de Valencia.

A lo largo de los últimos años he confirmado que mi consulta de Valencia que los tratamientos psicológicos son de gran ayuda en el tratamiento de pacientes. Sin embargo, el conocimiento de las técnicas que te proporcionan cursos y manuales de psicología no llega a ser una herramienta tan potente como el saber trabajar con el inconsciente del paciente. La habilidad para manejar este inconsciente, de cara a alcanzar los objetivos terapéuticos, pasa a ser una de las destrezas más eficaces del psicólogo experto en psicoterapia.

En consulta he ido viendo centenares de ejemplos que me han llevado a afirmar que manejar el poder del inconsciente tiene más sentido que dedicar esfuerzos a utilizar técnicas psicológicas específicas.

Por ejemplo, en el tratamiento para dejar de fumar una técnica bastante conocida, y acreditada por la bibliografía sobre el tema, es la reducción progresiva de la nicotina en sangre. Para alcanzarla, el paciente registra el número de cigarrillos que consume cada día, y va realizando una disminución progresiva de ese número hasta que la cantidad de nicotina que se ingiere pase a ser cero. Muchos tratamientos médicos colaboran con esta reducción progresiva empleando sustitutos de los cigarrillos, como pueden ser parches, chicles u otros métodos.

Sin embargo, una gran cantidad de personas hablan de cómo han dejado de fumar y describen estrategias que nada tienen que ver con esta reducción progresiva, o sustitutiva, de la nicotina. Muchos ex-fumadores dicen que «simplemente me lo propuse», o que «de un día para otro lo dejé y ya está». También afirman “sabía que iba a dejarlo, y tan sólo faltaba encontrar el momento en el que hacerlo”. Muchas de estas personas relatan la comodidad del proceso, e incluso la inexistencia del tan temido síndrome de abstinencia, incluso para los grandes fumadores que consumían más de una cajetilla al día.

Así pues, parece que hay otros métodos que funcionan. E incluso estos otros métodos parecen tener menos sufrimiento psicológico que los anteriores.

Para recurrir a ellos, el psicólogo emplearía lo que se conoce como un método de diálogo socrático, que consiste en hacer preguntas especiales al paciente, en lugar de ofrecer instrucciones específicas. Estas preguntas van encaminadas en primer lugar a confirmar el deseo de mejora, en segundo lugar a definir esta mejora de forma concreta, y en tercer lugar a ponerle una fecha específica al cambio.

Así, por ejemplo, al fumador se le preguntaría qué desea hacer, en qué medida lo va a hacer y cuándo va a hacerlo. Por ejemplo:
– ¿Qué quieres conseguir?
– Dejar de fumar
– ¿Podrías ser más concreto?
– Sí. No quiero volver a fumar más. Sé que me hace daño. Lo reconozco. Mi objetivo es dejarlo del todo y para siempre. Estoy harto.
– Bien. Entiendo. En estos momentos estamos en enero ¿Cuándo vas a hacerlo?
– No lo sé.
– ¿Te imaginas en verano todavía fumando?
– Uy, no. Con toda seguridad, no.
– Y un poco antes, quizá en marzo ¿Te imaginas en verano fumando?
– No, tampoco.
– Eso significa que en algún momento entre hoy y el mes de marzo vas a dejarlo, ¿es así?
– Sí, eso es.
– Perfecto, me parece una magnífica decisión.

Hasta aquí, el planteamiento terapéutico al que hago referencia en este artículo no necesitaría más ayuda. Este tipo de conversación realizada en un entorno sanitario, consigue que la mente se prepare para que el cambio y se vaya produciendo por sí solo, sin apenas esfuerzo de una forma un tanto inconsciente.

[«Este estilo de conversación, en un entorno sanitario, consigue que la mente se prepare para el cambio»]

A lo largo de los siguientes días, poco a poco, el olor del tabaco se va a ir volviendo más molesto. El paciente se fijará más, por ejemplo, en gente subiendo unas escaleras con agilidad. Mirará flores deseando absorber todo su aroma. Sin pretenderlo, los ceniceros llenos de colillas que ha visto durante años, empezarán a darle un asco especial, y cada vez el tabaco le llamará menos porque su mente está convirtiendo los haces neuronales que gestionan cerebralmente esta adicción.

La conversación puede continuar, siguiendo las pautas que propone el coaching, como modelo terapéutico, tal como sigue:
– ¿Y cómo será tu vida en marzo, entonces?
– Uy, lo que más cambiará será por las mañanas. Notaré más el olor del café saliendo de la cafetera humeante mientras ésta silva. Y su sabor, claro. Me apetece mucho notar el sabor del café, y las magdalenas mojadas en el café mientras se deshacen en mi boca. Ah, y también conseguiré que mi coche huela a limpio, al fin.
– ¿Cómo es el olor a limpio de tu coche?- (con esta pregunta, el psicólogo consigue que el paciente se llene de esa sensación olorosa que desea alcanzar, haciendo más sensibles sus neuronas a este cambio estructural).
– Pues huele a la tela de los asientos, y al plástico negro del salpicadero. No sé. Es difícil de explicar.

«Cuando el paciente se llena de una sensación, la estructura física de su cerebro cambia»

Como has visto, he centrado este enfoque terapéutico en la deshabituación al tabaco, pero existen muchos problemas psicológicos que consiguen muy buenos resultados con este planteamiento centrado en el manejo del inconsciente, más que del consciente.

Las fobias es el segundo de los problemas con los que más he utilizado con éxito este enfoque, que pide al inconsciente que trabaje de forma activa re-estructurando las conducciones neuronales hasta generar una estructura cerebral que facilite el nuevo comportamiento deseado.

La psicología cognitivo-conductual plantea que el enfoque terapéutico más eficaz para superar una fobia es la exposición progresiva «in vivo» apoyada por una reestructuración cognitiva, si fuese necesaria. Es una técnica que funciona. Y ofrece buenos resultados.

Sin embargo, el planteamiento que aquí describo, he visto que alcanza resultados muy eficaces disminuyendo el sufrimiento psicológico que pueden involucrar algunas terapias. Para eso, recordamos los 3 pasos:
1. Confirmar el deseo de mejora.
2. Definir de forma concreta la mejora.
3. Ponerle fecha.

Además, no debemos olvidar que el psicólogo puede emplear este enfoque como sumativo (y no sustitutivo) al tratamiento cognitivo-conductural que ya conoce.

«El psicólogo puede utilizar este enfoque como sumativo a otros enfoques terapéuticos»

A un paciente con fobia a subir en ascensor, por ejemplo, se le planteará, mediante preguntas:
– ¿Cuál es tu objetivo?
– Quiero subir a ascensores estando tranquilo sin ponerme a temblar.
– ¿Podrías ser más concreto, por favor?
– Sí. Quiero poder subir en el ascensor de mi casa, en el de casa de mis amigos, incluso en este al que he subido para llegar a tu consulta en Valencia. Y me gustaría que cuando lo haga no tenga temblores, ni tensión, ni ganas de salir pitando de ahí.
– Entiendo. Hasta ahora tienes reacciones bastante fuertes de ansiedad, por lo que me dices, pero me planteas que en un futuro esas reacciones van a desaparecer para que tengas un comportamiento como el de cualquier otra persona, ¿es así?
– Sí, eso quiero. Es que lo que me pasa no es normal.
– ¿Y cuándo quieres que todo en ti sea normal cuando entras en un ascensor?
– Pues lo antes posible.
– Ya, pero ¿crees que mañana vas a conseguirlo?
– No, seguro que no.
– ¿Y en 5 meses?
– Hombre, en 5 meses sí. Creo que es tiempo suficiente.
– Muy bien. Yo también lo creo – (esta frase refuerza la creencia del paciente, dándole la certeza de su predicción, y comenzando con ello en ese momento la reprogramación neuronal)
– Es posible que antes de los 5 meses tengas ya algún episodio de éxito. Si eso fuese así, ¿podrías decirme cómo sería un episodio de éxito, y en qué plazo se daría?
– Supongo que empezaré a sentirme bien primero en los ascensores de los centros comerciales. Esos que son de cristal. No se ven tan cerrados. Seguramente en un par de meses pueda hacerlo.

Estas preguntas que encubiertamente conducen a auto-predicciones, reprograman la mente para que los cambios se vayan produciendo a nivel inconsciente.

Un día, el paciente se verá delante de la puerta del ascensor del centro comercial con ánimo para entrar. No había ido conscientemente al centro comercial para hacerlo, pero su mente se las ha ingeniado con excusas (como comprarse unos vaqueros, por ejemplo) para acercarlo hacia esa situación que sabe, inconscientemente, que tiene que superar en el plazo de menos de cinco meses. Porque la mente sigue trabajando para encontrar lo que buscamos, aún sin que nosotros nos demos cuenta.

¿No te ha sucedido nunca el hecho de haberte olvidado de una palabra concreta, como el nombre de una persona, y que varias horas, o días después, sin estar pensando en este tema, de repente te venga a la cabeza exactamente esta palabra?

Si eso es así, es por este procesamiento inconsciente tendente a resolver problemas que el consciente no es capaz de resolver.

«La convicción en una auto-predicción reprograma la mente»

Ahora, al finalizar este artículo, dedica si quieres un rato a pensar en un objetivo que tengas en tu vida. Piensa en cuál es. Luego trata de concretarlo un poco más definiéndolo mejor. Y en tercer lugar piensa cuándo te imaginas llevándolo a cabo tal y como quieres lograrlo. Ojo, no cuándo te gustaría que se lograse, sino cuándo ya, de verdad, te imaginas que lo has logrado.

Enhorabuena. En cierto modo, podemos decir que ya lo has conseguido.

 

Psicólogo Fernando PenaFernando Pena

Psicólogo con consulta clínica privada y profesor de Psicología Clínica en el Instituto Europeo de Formación de Formadores. Director del Máster de Psicología Clínica de la AEPCCC en Valencia. Responsable del consultorio psicológico del periódico Las Provincias. Asesor de psicólogos sanitarios para la Agencia de Publicidad AMA.

E-mail: Fernando@cop.es
Twitter: @Psicoteca

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