¡Que buen día y que contenta/o estoy!

Subes la persiana por la mañana, te llegan los primeros rayos de sol y de repente, sin ser casi consciente, te sientes mejor, incluso puede que sonrías ligeramente… ¿es verdad que el clima afecta a nuestro estado de ánimo?

Indudablemente el clima nos influye en nuestra vida diaria para hacer unos planes u otros, pero su influencia va mucho más allá; ya que puede afectarnos a nivel físico, pero también a nivel anímico.

Numerosos estudios nos han mostrado que es normal que en invierno nos sintamos más desanimados, tan común es que hasta le hemos puesto nombre a este suceso: trastorno afectivo estacional, aunque este es poco común.

Seguro que te ha pasado alguna vez que te despiertas con el pie izquierdo, sales a la calle y empieza a llover, acabas empapada/o y finalmente, lo que había empezado como un mal día, por culpa del tiempo se convierte en día horrible, en un «día rojo», como solía decir Audrey Hepburn en Desayuno con Diamantes. En éstos influye que las tostadas se hayan quemado y no hubiera agua caliente para ducharse, y la lluvia o el viento lo ha hecho todavía peor. Y es que el viento, por ejemplo, se ha visto muy correlacionado con la ansiedad y el estrés.

Podemos pensar entonces que lo mejor es que el sol brille todo el día y podamos ir a la playa en cualquier época del año, pero lo cierto es que esto tampoco es así, y es que la subida de las temperaturas y el calor continuado está muy correlacionado con la irascibilidad y la violencia.

Los investigadores de la Universidad de California en Berkeley analizaron 60 estudios previos en los Estados Unidos sobre las tasas de crímenes violentos y encontraron que, en estas circunstancias de temperaturas altas, los conflictos intergrupales (guerras, conflictos armados) subieron un 14% mientras que los casos de violencia interpersonal (violaciones, violencia doméstica, homicidios) aumentaron un 4%.

¿Qué es entonces lo mejor? ¿La lluvia? ¿El calor? Algunas investigaciones han identificado que las temperaturas medias más cálidas en el invierno y las temperaturas medias más bajas en el verano parecen estar relacionadas con el aumento de la felicidad. Esto nos permite disfrutar del aire libre durante las cuatro estaciones del año, pudiendo realizar actividades físicas, paseos, excursiones con nuestras personas queridas… lo que estaría relacionado con una disminución de los niveles de estrés y un aumento del bienestar.

Por lo tanto, disfruta del calor y aprovecha las oportunidades de salir a hacer planes al aire libre ¡Tu mente y cuerpo te lo agradecerán!

Sara Arjones González

Psicóloga en formación y colaboradora del Centro de Psicología de Psicología Calma al Mar

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