¿Síntoma o rasgo? Dos caras de una misma moneda.

 

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Una de las cosas que más me apasiona de la psicopatología es que todo forma parte de una enorme línea, capaz de abarcar cualquier trastorno o englobar casi cualquier síntoma.

Desde la preocupación característica de la ansiedad, pasando por la obsesión del TOC y las ideas sobrevaloradas hasta el mismísimo delirio… Pero hay algo  que queda allí, al final de esta línea y que todos tenemos,  que a veces constituye la base de un grupo bastante conocido de trastornos: los rasgos de personalidad.

Cuando ciertos rasgos como la rigidez o el perfeccionismo, se juntan con un patrón de conducta rígido y habitual, el resultado más probable es un trastorno de la personalidad. A diferencia de los síntomas como la obsesión en algunos trastornos mentales, los rasgos son egosintónicos. ¿Y esto qué quiere decir? Que encajan perfectamente en la manera de ser de la persona, no le generan malestar y de alguna forma la definen.

Uno de los casos más curiosos es el del TOC de la personalidad. El TOC de la personalidad es propio de  alguien amante del orden y el perfeccionismo a un nivel extremo. Por ejemplo, alguien con estas características necesitaría tener todas sus cosas perfectamente ordenadas y colocadas siguiendo incluso alguna regla o patrón. Además, si le preguntas te diría que le encanta tener todo controlado “al milímetro” y que siempre ha sido así, que es normal.

El problema de este tipo de trastornos, es que cuando algo no encaja con su forma de ser o actuar, se descompensan y desarrollan síntomas por ejemplo, de ansiedad o depresión. Por eso muchas veces resulta complicado vislumbrar un posible trastorno de la personalidad ya que son tan comórbidos que suelen venir enmascarados entre un abanico de síntomas muy diversos. Para saber un poco más sobre posibles tratamientos, échale un vistazo a la web https://www.miconsulta.es/ansiedad/

Pero en el otro lado de la línea de la psicopatología, en la otra cara de la moneda está el TOC, el trastorno obsesivo compulsivo que la mayoría conoce. El TOC tiene dos características principales: la obsesión y la compulsión.

La obsesión es ese pensamiento intrusivo, parásito, recurrente y  egodistónico que le dice al individuo que necesita tenerlo todo en orden, siguiendo el ejemplo anterior. La compulsión sería ese acto de tener que recoger o colocar absolutamente todo lo que esté fuera de lugar, para calmar la ansiedad derivada de la obsesión. A diferencia del TOC de la personalidad, éste sí que genera malestar y no define la personalidad.

Y esque aunque la egodistonía de la obsesión, y la egosintonía del rasgo estén muy lejos en la línea que dibuja la psicopatología, a veces el resultado es casi imposible de diferenciar.

 

Rebeca Calvo Barros,

Psicóloga colaboradora del Centro de Psicología Calma al Mar, Valencia.

 

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