Terapia con caballos para niños con trastorno del espectro autista

En primer lugar, se va a comentar brevemente cómo comenzó la terapia asistida con animales. Desde comienzos de nuestra civilización el vínculo entre animales y seres humanos, ha sido, entre otras cosas, terapéutico (Jayne, 1962). Los beneficios entre animales y hombres se repiten en todas las culturas del planeta. No es hasta 1792  (como se citó en Abellán, 2008) cuando el doctor William Tuke en Inglaterra utilizó por primera vez animales en el tratamiento de enfermos mentales.

Hacia mediados del siglo XX en el Hospital Bethlehem de Londres se procedió a introducir toda clase de animales como perros, ardillas y pájaros en las salas. En EEUU la US Army Veterinary Medicine Branch of the health Services Command usó animales como terapeutas para mejorar la calidad de vida del personal hospitalizado (Abellán, 2008). En 1948 una granja cerca de Nueva York, se convirtió en un centro de tratamiento y residencia para la reeducación de 102 niños y adolescentes con trastornos emocionales y del comportamiento (Levinson, 1983).

En 1953 el psiquiatra M. Levinson por casualidad tenía su perro en la consulta y se dio cuenta de que un niño, anteriormente retraído y no comunicativo, interactuó con este. Es en 1969 cuando este psiquiatra acuñó el término de animales terapéuticos. El autor con la publicación de su artículo fue el primero en detallar los beneficios de la terapia con animales de compañía (Levinson, 1969).

Levison afirmaba que esta terapia era especialmente útil para los niños autistas, porque el animal actuaba como intermediario. El niño establecía primero una relación con el animal, después con el terapeuta y finalmente con los demás (Levinson, 1969).

A partir de la década de 1970 la terapia asistida por animales experimentó una enorme expansión en EEUU y en algunos países de la Europa Occidental, concretamente en Reino Unido se ha estado practicando la terapia asistida con animales desde hace más de una década. En la actualidad multitud de Universidades en Estados Unidos disponen de cátedras o Planes de Estudios respecto a la relación persona-animal (Abellán, 2008).

 

Después de este breve recorrido por el inicio de la terapia asistida por caballos (TAC) se va a comenzar con su definición. Según Vives (2010),

es una metodología de rehabilitación complementaria, diseñada, ejecutada y evaluada por un técnico especialista en la que se utiliza el caballo y todo su entorno para intervenir sobre diferentes áreas que conforman el desarrollo integral de la persona.”

La intervención terapéutica debe ser complementaria a otras terapias que realice el alumno. En este tipo de terapias trabajan un equipo multidisciplinar de especialistas que planifican, realizan y evalúan la intervención terapéutica del niño (Gabriels et al., 2012; Gabriels et al., 2015; Harris y William, 2017; Ward et al. 2013). La herramienta central que se utiliza en esta terapia es el caballo, pero no se debe caer en el error de que este será el único factor que interviene en la ayuda del niño. Vives (2010) añade que el mero hecho de contar con un elemento facilitador, no acredita para realizar terapia asistida con caballos si no se sabe canalizar todo el potencial que ofrece el animal. El autor comenta que hay que tener cuidado a la hora de considerar terapia ecuestre cada vez que se produce el binomio caballo-persona con autismo, montar a caballo un día o ir a un campamento con caballos no es terapia, igual que –comenta el autor- ir a pasar un día a la playa no es playaterapia. (Vives, 2010).

Se debe tener en cuenta que el entorno natural es un aspecto fundamental que va a generar la motivación por el hábito ecuestre de los alumnos que realicen dicha terapia, motivación que sirve de puerta de acceso para generar nuevos aprendizajes (Vives, 2010).

Cuando se habla de los beneficios que reporta el caballo, se puede separar en compartimentos aquellos aspectos sobre los que actúa esta metodología. Hay que tener en cuenta que la persona a la que se atiende es un sistema indivisible y que cada una de sus facetas están interactuando a la vez, por lo que cuando se realiza un ejercicio, con o sin intencionalidad, también se trabajan otros aspectos no menos importantes en la programación (Vives, 2010).

Las cuatro áreas de trabajo asistido con caballos que plantea Vives (2010) son el área psicopedagógica, el área de la comunicación, el área psicomotora y el área social. El desarrollo de objetivos en cada una de las áreas se realiza teniendo en cuenta las habilidades y necesidades de cada niño. El área sobre la que más se incide es la comunicación, puesto que es el aspecto más deteriorado y que más influencia tiene en la vida de estas personas. Cabe destacar la concepción holista de la terapia ecuestre que plantea el autor: “en una sesión con caballos, un niño con autismo es una persona que se mueve, ejercita la psicomotricidad, siente emoción, aprende conceptos, se comunica e interactúa socialmente (todo a la vez)” (Vives, 2010; p. 27).

En el trabajo con la terapia asistida por caballos hay que tener en cuenta las etapas de desarrollo de una persona con autismo. Los estadios dónde sería más productiva la equitación serían: 3º Estadio: desde los 5 años hasta la etapa de la adolescencia. 4º Estadio: la adolescencia. En el que se incide en aspectos educativos, habilidades para la vida diaria y prelaboral; y el 5º Estadio: edad adulta. Trabajo de ocio, calidad de vida, formación, aspectos prelaborales y habilidades para la vida diaria (Vives, 2010).

En una sesión típica de TAC participan el líder o guía –quien lleva al caballo sujeto del ramal-, los acompañantes laterales –dando apoyo físico al jinete en caso de ser necesario- y el terapeuta (Arias, Arias, y Morentin, 2013). El equipo de trabajo, para intervenir con personas con autismo, requiere estar formado de una manera específica y tener nociones sobre la terapia ecuestre. Cada uno de los miembros del equipo tiene su función y por ello es muy importante destacar la figura del coordinador (Vives, 2010).

Destacar también la herramienta principal de esta terapia: el caballo; este debe estar muy seleccionado y entrenado para esta labor, el carácter, el movimiento y su morfología son los aspectos principales que hay que tener en cuenta para seleccionar un buen caballo de terapia (Howard, 2017). Se trata de un caballo desensibilizado a estímulos extraños tales como gritos u objetos, tranquilo, confiado y despierto (Arias et al., 2013; Borgi et al. 2016).

La estructura general de una sesión de TAC consiste en (Ajzenman, Standeven y Shurtleff, 2013; Arias et al., 2013; Gabriels et al. 2012; Harris y William, 2017): en primer lugar, el alumno ha de comenzar por sacar al caballo de la cuadra, luego cepillarlo, buscar y colocar el equipo de monta, darle cuerda e ir a la pista. Tras la preparación del caballo, llega el momento de monta, el tipo de actividades a realizar dependen de los objetivos definidos tras la evaluación del sujeto, si el alumno no puede montar, se realizan actividades adaptadas desde tierra. Por último, para cerrar, se ordena y recoge la cuadra, se limpia el caballo, se alimenta y se despide de él. Por lo general, y salvo los cuadros más incapacitantes, esta estructura es válida para cualquier jinete con discapacidad, variando la cantidad, el tipo y la intensidad de apoyos que se le prestan para cumplir dichas tareas.

A continuación, se va a enumerar algunos beneficios que se consiguen con el trabajo ecuestre en cada área (Vives, 2010):

-Área Psicopedagogica: trabajo de la autoestima, confianza en sí mismo, efecto positivo al verse superiores al ir montados, descubrir la capacidad de cuidar a alguien, trabajo de los procesos psicológicos básicos (percepción, motivación, atención…), estimulación basal de los sentidos, trabajo de la afectividad y el autocontrol de las emociones, trabajo en la reducción del estrés y la ansiedad…etc.

-Área de comunicación: función instrumental del lenguaje, contacto ocular, sonrisa social, uso de protoimperativos  y protodeclarativos, emisiones vocálicas, contacto físico, atención compartida, juego simbólico, desbloqueo emocional, estructuración en los procesos de análisis y síntesis semántica, imitación , compresión de órdenes…etc.

-Área física: estimulación de la psicomotricidad gruesa y fina, estimulación en la adquisición de esquema corporal, estimulación del equilibrio, estimulación del tono muscular, estimulación de la capacidad de relajación, coordinación de movimientos, estimulación de los receptores estereoceptivos y propioceptivos…etc.

Como aportación dentro de esta área, se ha de comentar que el caballo al paso transmite al jinete estímulos de ritmo variable, con un patrón similar a la marcha humana, lo que es especialmente útil en el tratamiento de disfunciones motoras. Por otra parte, el caballo transmite más calor que el cuerpo humano, que se transmite a la persona que lo monta, lo que ayuda a la relajación de la musculatura inferior del jinete y a la liberación del cinturón pélvico. Además, practicar la monta –sin importar el grado de independencia- mejora el equilibrio, la fuerza, el tono muscular y la coordinación (Arias et al., 2013).

-Área social: intervención en las relaciones con las personas y con el entorno, rutinas sociales, estrategias de cooperación social, trabajar normas sociales (no gritar para el caballo no se asuste, saludar, despedirse, etc.), rutinas diarias, afectividad por el caballo de manera reciproca, desarrollo de destrezas prelaborales como responsabilidad, orden, limpieza, desarrollo de hábitos de higiene y autocuidado…etc.

Por último, hay que plantear la pregunta ¿y por qué el caballo?, como se ha ido nombrando a lo largo de este apartado, el caballo posee características propias que benefician de manera terapéutica (García, 2016):

-Aprovechamiento del calor: el animal genera y desprende calor, que aumenta durante su movimiento, alcanzando hasta 38,8ºC, lo que lo convierte en un perfecto instrumento de transmisión de calor, lo cual sirve para relajar la musculatura del jinete, sobre todo en miembros inferiores donde se está más en contacto directo, además la persona puede montar sin silla ni mantilla, intensificando de esta manera los efectos.

-Transmisión de impulsos rítmicos: El caballo transmite estos impulsos a través de su lomo directamente al cinturón pélvico del jinete, a su columna vertebral y a los miembros inferiores. El movimiento de unos 90-110 impulsos por minuto al paso -aumentando si se va al trote- se transmite a la pelvis del jinete y este debe ejercer movimientos reguladores para adaptarse a las basculaciones del caballo, implicando a músculos lumbares, abdominales, aductores, etc. De este principio terapéutico surgen todos los beneficios relacionados con la neuromotricidad, el tono muscular y el desarrollo de un movimiento coordinado.

-Transmisión de un patrón locomotor similar al de la marcha humana: Este principio básico tiene lugar gracias a que el patrón de locomoción del caballo es equivalente al de la marcha humana, provocando que las personas que carecen de la facultad de caminar, puedan desarrollar habilidades de equilibrio, a través del balance de tronco y cabeza, de coordinación y de estabilización.

 

 

Referencias

– Abellán, R. M. (2008). La terapia asistida por animales: una nueva perspectiva y línea de investigación en la atención a la diversidad. Indivisa: Boletín de estudios e investigación, (9), 117-146.

– Ajzenman, H. F., Standeven, J. W., & 5Shurtleff, T. L. (2013). Effect of hippotherapy on motor control, adaptive behaviors, and participation in children with autism spectrum disorder: A pilot study. The American Journal of Occupational Therapy, 67(6), 653-63.

– Arias, V., Arias, B., & Morentin, R. (2013). Terapia asistida por caballos: nueva propuesta de clasificación, programas para personas con discapacidad intelectual y buenas prácticas.

– Gabriels, R. L., Agnew, J. A., Holt, K. D., Shoffner, A., Zhaoxing, P., Ruzzano, S., & Mesibov, G. (2012). Pilot study measuring the effects of therapeutic horseback riding on school-age children and adolescents with autism spectrum disorders. Research in Autism Spectrum Disorders, 6(2), 578-588.

– Gabriels, R. L., Pan, Z., Dechant, B., Agnew, J. A., Brim, N., & Mesibov, G. (2015). Randomized controlled trial of therapeutic horseback riding in children and adolescents with autism spectrum disorder. Journal of the American Academy of Child & Adolescent Psychiatry54(7), 541-549.

-García, Martinez, M (2016). Desarrollo y análisis de una intervención de terapia asistida por caballos (trabajo fin de grado). Universidad de León, España.

– Harris, A., & Williams, J. M. (2017). The Impact of a Horse Riding Intervention on the Social Functioning of Children with Autism Spectrum Disorder. International Journal of Environmental Research and Public Health, 14(7), 776.

– Howard, T. H. (2017). Equine assisted activities and therapies: The measuring of equine temperament (Order No. AAI10075624).

-Jayne, A. W. (1962). The Healing Gods of Ancient Civilizations. University Books, Inc. New Hyde Park. New York.

-Levinson, B. M. (1983). Green Chimneys Seminar of plants, pets, people presents fresh perspectives. The Latham Letter, 3, 15.

– Harris, A., & Williams, J. M. (2017). The Impact of a Horse Riding Intervention on the Social Functioning of Children with Autism Spectrum Disorder. International Journal of Environmental Research and Public Health, 14(7), 776.

– Vives Vilarroig, J., & Fundación Divina Pastora. (2010). Intervención terapéutica asistida con caballos y autismo: Bases teóricas para la estimulación de los aspectos básicos de la comunicación en niños con trastorno del espectro autista a través de la intervención asistida con caballos. Castellón: Fundación Divina Pastora.

-Ward, S. C., Whalon, K., Rusnak, K., Wendell, K., & Paschall, N. (2013). The association between therapeutic horseback riding and the social communication and sensory reactions of children with autism. Journal of Autism and Developmental Disorders, 43(9), 2190-2198.

 

 

Escrito por:

Silvia Roche García, colaboradora del Centro de Psicología Calma Al Mar, en Valencia.

soni_silvia@hotmai.com

Verónica López López, maestra y psicóloga,

colaboradora del Centro de Psicología Calma Al Mar, en Valencia.

veronicall.92@gmail.com

 

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