Toc, Toc, ¿quién es?

Hace algo más de un mes fui al cine a ver la película Toc Toc. La verdad, es que me gustó bastante, los actores desarrollaron muy bien sus respectivos papeles y la película reflejaba diferentes formas de Trastorno Obsesivo Compulsivo en diferentes perfiles de personas. A lo largo de la proyección de la película, podía oír cómo todo el mundo reía mucho y, la verdad, es que yo misma también lo hice, sin embargo, parece que no de la misma manera que los demás, ya que cuando salimos mis amigas seguían riendo y riendo hasta casi llorar. Me comentaron que, durante la película, cada vez que me miraron no me vieron reír mucho y que si no me había gustado. Y, la verdad, era que sí me había gustado, reconozco que tenía buenos puntos de humor, pero yo, quizá por mi condición de psicóloga, también percibía el sufrimiento de los personajes. He podido ver a lo largo de mi vida a personas que padecen TOC y el sufrimiento que las acompaña debido a este trastorno. Puede que este hecho no me permitiera, de forma inconsciente, reírme tanto, porque la verdad es que no fui consciente de ello hasta que me lo comentaron.

Por eso, hoy he decidido escribir un artículo para explicar qué es el TOC, con qué problemas psicológicos se relaciona y qué objetivos debemos perseguir en una intervención psicológica. Comenzaré definiendo qué entiende el DSM (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales establecido por la Asociación Americana de Psiquiatría) por TOC y que criterios diagnósticos establece.

El DSM-5 define TOC como la presencia de obsesiones, compulsiones o ambas entendiendo por obsesiones:

  • “Pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes y persistentes que se experimentan, en algún momento durante el trastorno, como intrusivas o no deseadas, y que en la mayoría de los sujetos causan ansiedad o malestar importante. “
  • “El sujeto intenta ignorar o suprimir estos pensamientos, impulsos o imágenes, o neutralizarlos con algún otro pensamiento o acto (es decir, realizando una compulsión).”

Y por compulsiones:

  • “Comportamientos (p.ej. lavarse las manos, ordenar, comprobar las cosas) o actos mentales (p. ej. Rezar, contar, repetir palabras en silencio) repetitivos que el sujeto realiza como respuesta a una obsesión o de acuerdo con reglas que ha de aplicar de manera rígida.”
  • “El objetivo de los comportamientos o actos mentales es prevenir o disminuir la ansiedad o el malestar, o evitar algún suceso o situación temida; sin embargo, estos comportamientos o actos mentales no están conectados de una manera realista con los destinados a neutralizar o prevenir, o bien resultan claramente excesivos.”

Además de esto, el DSM establece, como siempre hace, unos criterios temporales. También hay que tener en cuenta que, como bien especifica el DSM, muchas veces las compulsiones pueden manifestarse de forma encubierta por lo que, de ser así, pasarán desapercibidas para todos aquellos que rodean a la persona y, esto, hará más complicado poder prestar la ayudar necesaria. En primer lugar, porque la detección de su entorno se retrasa y en segundo lugar y, desde el punto de vista del profesional y del propio afectado, es mucho más difícil actuar sobre los pensamientos (pues estos escapan en mayor medida a nuestro control) que sobre las conductas (que son más modificables y tenemos un mayor control sobre ellas).

Pueden existir obsesiones y compulsiones acerca de cualquier tema, si bien es cierto, que algunas son más frecuentes tales como: aquellas relacionadas con preocupaciones corporales/somáticas, compulsiones a contar, de limpieza, de comprobación, de verificación, acumulación de cosas… Detrás de todas ellas se esconde un excesivo deseo de control. La dificultad para controlar diferentes aspectos de la vida, que son imposibles de controlar al completo, lleva a querer ejercer un control sobre algo en lo que sí pueden ternelo como, por ejemplo, mantener todo limpio, tener que tocar cinco veces cada objeto o contar mentalmente hasta llegar a ese número mágico antes de hacer cualquier cosa. Imaginaos lo difícil y doloroso que tiene que ser para una persona vivir con una obsesión así y, en algunos casos, tener que realizar toda una serie de rituales para aliviar la ansiedad que esto genera. Llega un momento en que todo esto domina la vida del paciente y vive únicamente con sus obsesiones y sus rituales compulsivos a sabiendas de lo “absurdo” de todo, pues a nivel racional es consciente de su problema.

Teniendo en cuenta esto, es comprensible que el Trastorno Obsesivo Compulsivo presente una alta comorbilidad con la depresión (https://www.miconsulta.es/estado-de-animo/)  y con la ansiedad (https://www.miconsulta.es/ansiedad/) , expresada, en mayor medida, como fobia social, fobias específicas o trastorno de ansiedad generalizada.

Intervención psicológica:

Toda intervención psicológica comienza con la realización de una buena historia clínica a través de una primera entrevista en la que se recoge la información necesaria para tratar el caso de la mejor forma posible. En función del motivo de consulta y de las diversas variables que originan, mantienen o potencian el problema, se marcarán unos objetivos de tratamiento, estos siempre consensuados entre el psicólogo y la persona que solicita ayuda.

En los casos de TOC algunos de los aspectos sobre los que hay que trabajar son los siguientes:

  • Disminuir la valoración negativa de los pensamientos obsesivos y el grado de malestar que estos producen: disminuir la importancia de las obsesiones y la frecuencia y duración de las mismas y las conductas de evitación, trabajar sobre otros comportamientos desadaptativos que interfieren en el logro de las metas planteadas.
  • Aumentar el grado de conciencia de lo que está ocurriendo y desarrollar estrategias y habilidades de afrontamiento para evitar recaídas (https://www.miconsulta.es/habilidades-sociales/).
  • Apoyar a la persona en su cotidianeidad para que pueda llevar una vida funcional.
  • Trabajar con las personas que conviven con el paciente para que entiendan este trastorno y sepan cómo actuar al respecto.

Para hacer todo este trabajo se pueden utilizar diferentes técnicas o estrategias psicológicas tales como la reestructuración cognitiva, la atención plena, técnicas de exposición, prevención de respuesta, parada de pensamiento, modelado… Para su elección habrá que tener en cuenta el enfoque del terapeuta, la experiencia que tenga con cada una de ellas y, sobre todo, el perfil de la persona que presenta TOC ya que no hay tratamientos estándar para cada problema, sino que habrá que encontrar lo más adecuado para cada paciente personalizando cada tratamiento.

Marisa Maza Fernández

Psicóloga

Colaboradora del Centro de Psicología Calma al Mar

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