¿Qué le está ocurriendo a mi hijo? Divorcio y conducta antisocial en adolescentes

Es probable que en algún momento de tu vida, ya sea por ti o por otras personas, te hayas preguntado si el divorcio puede afectar negativamente a los hijos, especialmente a los jóvenes que están atravesando el período de la adolescencia.

  • Etapa de la adolescencia

La adolescencia es una etapa del ciclo vital en la que se experimentan cambios físicos, psicológicos y emocionales. En este período de transición de la niñez a la adultez, se desarrolla la capacidad de razonar de manera abstracta, cobra mayor relevancia el grupo de iguales, y se va conformando la propia identidad y la autoestima. La opinión de los demás cobra mayor importancia; la imagen y la estética se convierten en componentes esenciales que definen al individuo. Actuar con rebeldía; desafiar a la autoridad; y presentar cambios hormonales que influyen en el estado de ánimo, son rasgos característicos de esta etapa.

En este período pueden surgir problemas en el contexto socioambiental que hacen tambalear el desarrollo de la identidad. Así pues, el divorcio es percibido por el adolescente como una pérdida y podría actuar como un factor de riesgo ante el desarrollo de determinadas conductas disruptivas.

 

  • Afectación del divorcio en adolescentes

Para tu hijo, la separación de sus progenitores puede suponer un profundo impacto emocional en el que se precisa realizar una readaptación social, cognitiva y afectiva de las consecuencias que este evento va a acarrear. La separación afecta al vínculo establecido entre padres e hijos. Adaptarse a esta nueva situación depende de las características familiares e intrapersonales; pero, también,  del proceso de duelo, y del significado que se le otorgue a esta vivencia.

Ante el divorcio, debes favorecer la comunicación familiar; explicarle a tu hijo lo que va a suceder a partir de ahora. Hay que hacerle saber que el divorcio no ha sido culpa suya, validar sus emociones, continuar con la rutina diaria y no descuidar su cuidado, y evitar hablar mal del otro progenitor.

No obstante, puede ocurrir que tu hijo no asimile por completo la separación, experimente sentimientos de tristeza y soledad, y sienta impotencia y temor ante el divorcio de los padres. Esto puede generar que el rendimiento académico se vea afectado durante el primer año de separación. La adaptación al divorcio depende de la calidad de la relación familiar; si esta no es óptima, puede que estas conductas se agudicen; lo que elevaría el riesgo de padecer trastornos emocionales y problemas de conducta. Ante esta situación puede tener lugar las conductas antisociales.

 

  • Conducta antisocial en adolescentes

La conducta antisocial hace referencia a todos aquellos actos que implican la infracción de reglas o normas sociales. Estos comportamientos pueden variar según la gravedad y tipología. Así pues, estas conductas se pueden manifestar por medio de hurtos, vandalismo, piromanía, asesinatos, agresividad, mentiras, absentismo escolar, fumar y beber alcohol en la adolescencia, etc. Estos comportamientos antisociales dependen de la edad, la cultura y el contexto en el que se desenvuelve el adolescente.

Debido a lo anterior, las conductas antisociales que podría realizar tu hijo conllevaría una serie de consecuencias. A corto plazo puede producirse una pérdida de amistades, e incluso, la expulsión del colegio. Cuando dichas conductas se prolongan hasta la etapa de la adultez, puede tener lugar conductas criminales, alcohólicas, enfermedades psiquiátricas, problemas familiares, laborales y sociales.

Estas conductas no tienen por qué persistir hasta la adultez. Es decir, dependerá de las experiencias vitales que hayan provocado el comportamiento antisocial.

La manifestación de dichas conductas puede estar siendo reforzada por otros factores, a parte de la separación. Así pues, los factores de riesgo que pueden estar implicados en estas conductas son: Factores ambientales; medios de comunicación, el colegio o el grupo de iguales. Factores familiares; estilos de crianza permisivos o autoritarios, divorcio, cambios de hogar o situaciones de abuso violencia. Factores individuales; temperamento, personas impulsivas, con problemas de atención o dificultad para adaptarse a los imprevistos.  Asimismo, ausencia de habilidades de afrontamiento, o inadaptación social y/o escolar.

En relación al divorcio, diversos estudios han demostrado que, los adolescentes que viven en familias monoparentales llevan a cabo más conductas antisociales, y aquellos que, tras la separación de los padres, conviven con la madre, tienen mayor probabilidad de presentar elevados niveles de agresividad, conductas antisociales y delictivas, y abuso de estupefacientes.

Los adolescentes con un comportamiento antisocial se caracterizan por realizar absentismo escolar, presentar menor rendimiento académico y motivación de logro. Además poseen escasas aspiraciones educativas y, por ende, abandonan los estudios a edades muy tempranas.

En lo que respecta al contexto social, se ha observado que presentan mayor dificultad para encontrar un empleo, inician relaciones sexuales a edades más tempranas, su grupo de iguales también presenta comportamientos antisociales, realizan actividades delictivas y consumo de drogas.

El consumo de sustancias, está relacionado con la existencia de conflictos familiares, mala comunicación y un estilo educativo permisivo. Del mismo modo, los estilos educativos ineficientes favorecen las conductas impulsivas y desafiantes y actos delictivos de adolescentes con padres divorciados. El divorcio negativiza el estilo de crianza; causando frecuentemente que el adolescente busque establecer vínculos con grupos de iguales que vivan circunstancias similares.

En conclusión, el divorcio causa un estado negativo en el adolescente que puede afectar gravemente a varios ámbitos de su vida. Por lo que, ante tal situación, sería recomendable acudir a un profesional de la salud para evaluar y establecer un tratamiento acorde a sus necesidades.

 

Paula Perales Afán, estudiante de psicología

Colaboradora del Centro de Psicología
Calma al Mar, en Valencia

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