El efecto Pigmalión

El efecto Pigmalión ha sido estudiado en múltiples disciplinas y su nombre surge de un conocido mito griego. Pigmalión era un rey que buscó durante un largo periodo de tiempo una mujer con quién casarse, pero debía ser una mujer perfecta. Después de una incansable búsqueda se rindió y decidió no casarse, dedicando su tiempo libre a crear esculturas. Una de estas esculturas era tan bella que el rey se enamoró de ella y deseaba que cobrara vida, y finalmente su deseo se cumplió.

El efecto Pigmalión consiste en que las creencias y las expectativas de una persona respecto a otro individuo le afectan en gran medida hasta llegar al punto de confirmarlas, de manera que nuestros actos dependen en gran parte de las expectativas de las personas que nos rodean. Un ejemplo de este efecto podemos verlo en las aulas, donde claramente aquel niño al que se le asigna algún tipo de etiqueta se deposita menos confianza en que alcance los mismos objetivos que sus compañeros, y tristemente  al final en la mayoría de las ocasiones se acaban cumpliendo las expectativas de los padres y profesores.

En 1968 Robert Rosenthal y Leonore Jacobson llevaron a cabo un experimento titulado “Pigmalión en el aula”. El estudio consistió en informar a un grupo de profesores de educación primaria que se había aplicado a los alumnos una prueba de inteligencia general (CI) de manera que con dicho test era posible predecir la capacidad intelectual de los niños. Rosenthal seleccionó al azar un reducido número de niños e indicó a los profesores que según las pruebas aquellos niños iban a progresar más favorablemente durante el curso escolar aunque realmente los había seleccionado sin mirar los resultados de las pruebas.  Ocho meses después se volvieron a aplicar las pruebas a los alumnos y aquellos que habían señalados por Rosenthal  eran aquellos cuyo rendimiento en las pruebas de inteligencia había mejorado sustancialmente.

Es por tanto un efecto que se debe tener muy en cuenta en ámbitos académicos donde las expectativas influyen en gran medida en el rendimiento de los jóvenes. Según Rosenthal existen cuatro factores que influyen en el efecto Pigmalión:

  • El clima, se tiende a crear un mejor clima con aquellos estudiantes sobre los que se tienen mayores expectativas.
  • El input, los profesores se esfuerzan en enseñar más materia a aquellos alumnos sobre los que presentan más expectativas.
  • La oportunidad de respuesta, los alumnos tienen más posibilidades de respuesta si los profesores tienen unas expectativas más altas sobre ellos.
  • El feedback, a mayor expectativa, existirán mayores alabanzas por parte del profesorado y habrá un mayor refuerzo positivo.

Y no es necesario irnos muy lejos, seguramente a ti también te haya ocurrido en alguna ocasión, donde te has propuesto alguna meta y ante la falta de expectativas de tu entorno de llegar a alcanzarla, han acabado influyendo en ti, abandonándola. Es por ello muy importante ser conscientes de este efecto, porque nos refleja la importancia de rodearnos por personas que confían y creen que somos capaces de alcanzar aquellas metas que nos proponemos.  Las expectativas positivas de las personas cercanas nos hacen ser mejores, más eficaces y eficientes, y así lo respaldan multiples estudios científicos. Por lo que para alcanzar tus metas, ademas de esfuerzo, rodéate de personas que confíen en tu capacidad de conseguir lo que te propongas.

Clara Martínez Cao

Psicóloga

Colaboradora del Centro de Psicología  Calma al Mar

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