¿Qué nos impulsa a ayudar a otros?

Denominamos conducta de ayuda a toda acción que proporciona algún beneficio o aumenta el bienestar de otro individuo. Existen dos condiciones fundamentales que definirán las respuestas sociales, la intención de beneficiar a otra persona y la libertad de elección.

Creencias normativas implicadas como motivo motivo de conducta de ayuda

Norma de responsabilidad social

Defiende que un ser humano debe facilitar ayuda a aquellos que dependan de su auxilio. Esto dependerá tanto del modelo normativo como del nivel de motivación para actuar según este, ambos relacionados con factores contextuales. La relevancia de esta norma aumenta en función del nivel de dependencia que presente el receptor.

Normas personales

Las creencias normativas propias se aprenden durante el proceso de socialización y plantean las diferencias individuales al interiorizarlas. Se distingue entre reglas culturales y los sentimientos individuales, siendo la combinación de ambas dos la que modifica la estructura cognitiva que determina nuestro deber moral frente a situaciones específicas.

Norma de reciprocidad

Implica un intercambio recíproco de favores entre los emisores y receptores, generando entre ambos una posición de igualdad. Dentro de contexto, una variable motivacional influyente en la reciprocidad de la conducta de ayuda es el esfuerzo del emisor percibido por el receptor.

Adquisición de creencias normativas

El procedimiento de socialización es el centro de la adquisición e interiorización de las creencias normativas propias y de normas sociales.

Ayuda impulsiva en emergencias

Aquellas situaciones donde se requiere actuar al margen de las pautas cotidianas de conducta convierten a los factores situacionales en los principales determinantes de comportamiento. En este escenario pierden importancia las creencias normativas y las ideas cognitivas de conducta.

Según expone el efecto espectador, el individuo presenta una voluntad de intervención mayor frente a una emergencia cuando se encuentra sólo. Esta probabilidad de ayuda irá reduciéndose según aumente el número de observadores presentes.

Se diferencian tres clases de procesos sociales que conducen a la inhibición de las conductas de ayuda ante situaciones de emergencia: la ignorancia pluralista, la difusión de responsabilidad y la aprehensión ante la evaluación.

La ignorancia pluralista: La indeterminación o ambigüedad de la situación, junto a la presencia de más de un espectador, suele derivar en el efecto de la ignorancia pluralista. La incertidumbre lleva al observador a mantenerse pasivo ante la emergencia, provocando un modelo estático en otros, reforzándose mutuamente y concluyendo que no hay necesidad de actuar ante la situación no.

La difusión de responsabilidad: Si hay más de una persona presente en la situación, se reduce la responsabilidad, lo que deriva en una reducción de conducta. Aumenta conforme incrementan el numero de espectadores.

La aprehensión ante la evaluación: La posibilidad de una evaluación o la simple presencia de otras personas reprime la aparición de comportamiento altruista, en especial cuando el individuo duda de sus propias habilidades o de su realización exitosa. Este aspecto obtiene más relevancia en aquellos casos donde la conducta de ayuda requiere de un conocimiento determinado.

La recepción de ayuda

En el pasado se consideraba que el receptor de ayuda habitualmente tenía un papel pasivo. Sin embargo, estudios recientes defienden un papel mucho más activo del individuo receptor.

Petición de ayuda

Los principales factores que determinan la petición de ayuda son las características de la persona necesitada, la clase de asistencia que requiere y la fuente de ayuda disponible.

Generalmente, en las culturas colectivistas encontramos de manera más frecuente la tendencia a ayudar a personas similares. Este hecho se explica porque en estas culturas las diferencias entre el endogrupo y el exogrupo resultan mucho más marcadas.

En referencia al género, los estudios defienden que las mujeres suelen solicitar más ayuda que los hombres. Una gran proporción de las mujeres solicitantes de ayuda, lo hacen ante problemas personales o emocionales, mientras que las diferencias por género disminuyen en problemáticas tipo instrumental. Estas diferencias se explican por los roles de género establecidos socialmente.

También la autoestima ha sido una de las características más fuertemente relacionadas con la petición de ayuda. Aquellas personas que presentan una alta autoestima suelen solicitar menos ayuda. Además, cuando la necesidad de ayuda refleja una deficiencia en una dimensión que la persona considera central para su autoconcepto, resulta menos probable que demande ayuda que cuando implique una dimensión periférica. En consecuencia, habitualmente quienes más dificultades muestran para solicitar ayuda son los hombres con una alta autoestima.

Reacciones ante la recepción de ayuda

La persona que recibe la ayuda suele entender la relación altruista como un intercambio mutuo. Los componentes de la transacción repercutirán en el grado en el que el propio receptor percibe la amenaza o el apoyo característicos e inherentes de la conducta de ayuda.

Existe una mayor probabilidad de que el sujeto vea la ayuda como amenazante y le genere unos sentimientos negativos y reacciones defensivas en las situaciones presentadas a continuación:

  • La ayuda proviene de alguien que es considerado socialmente comparable al receptor.
  • La autonomía y libertad del receptor se encuentran amenazadas.
  • Supone una obligación devolver el favor y no se posibilite hacerlo.
  • Implica una visión del receptor como inferior y dependiente del emisor.
  • La conducta de ayudar se encuentra relacionada con una tarea nuclear para la identidad personal.

Las relaciones que se establecen durante la conducta de ayuda se determinan por una atribución de responsabilidad. Diferenciando entre la responsabilidad por la causa de un problema o por la solución de este obstáculo. Consecuentemente el individuo no sería considerado responsable del origen del problema, pero sí de su resolución.

Laura NR – Graduada en psicología

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